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La planificación del entrenamiento deportivo solo tendrá éxito si procede de una reflexión pausada sobre las metas del deportista y la forma en la que este se encuentra. Al definirla hay que partir de conocimientos sólidos en anatomía y gestión de recursos, así como en preparación física y mental.
El Máster en Coaching Directivo Deportivo y Psicología de Alto Rendimiento de Unisport proporciona a los interesados una buena base para empezar a crear planes efectivos que mejoren las marcas de los profesionales del deporte. Y es que la motivación es un activo imprescindible en la puesta en práctica de cualquier plan de entreno. Hoy, explicamos cómo darle forma.
Así debes hacer una correcta planificación del entrenamiento en los deportes
Revisión, definición y puesta en marcha. Esas serían, a grandes rasgos, las fases principales para la planificación del entrenamiento deportivo. El proceso comienza con un examen minucioso del punto del que se parte y que sirve para establecer los objetivos que se desean conseguir. Después, solo hay que escoger los ejercicios que mejorarán cada uno de los marcadores, cuidando que el cuerpo disponga del tiempo suficiente para adaptarse y que el programa físico tenga un enfoque de 360 grados.
Algunos de los conceptos que hay que tener en cuenta son la intensidad (grado de energía que requiere una actividad), el volumen de carga (el total de ejercicios que hace una persona en una sesión) y la regulación de la misma (si va a aumentar progresivamente o va a combinar puntos álgidos con otros más suaves…). Con estos términos claros, es posible comenzar a trazar el programa. A continuación, detallamos el paso a paso para definirlo.
Evaluación física
Para que la planificación del entrenamiento deportivo sea realista, es necesario saber la situación de la que se va a partir. Analizar el estado del usuario al que se va a preparar es una de las cosas más importantes que hace un entrenador deportivo, que debe estudiar a fondo su aguante, su agilidad, la técnica que utiliza y las marcas que ha conseguido en su trayectoria.
Los coaches suelen hacer un repaso por todos los factores que influyen en el rendimiento deportivo, incluida la dieta y, por supuesto, los resortes que despiertan la motivación del deportista. Hay muchos estudios que vinculan la teoría de la autodeterminación y el éxito en los deportes: en este Análisis de la motivación en el atletismo, incluso se demuestra que existe un perfil profesional que se siente más estimulado en sus actividades físicas (mujer, menor de 50 años y especializada en salto, velocidad o lanzamiento).
Establecimiento de metas
Una vez que se conoce el estado de la persona para la que se realiza la planificación del entrenamiento deportivo, hay que pensar los objetivos que van a perseguirse. Lo más adecuado es definirlos junto al sujeto, que puede, por ejemplo, querer presentarse a determinadas competiciones.
Las metas que se fijen tienen que ser realistas y dividirse entre grandes y pequeños hitos. Eso significa que cada etapa del entreno tendrá sus micropropósitos, pasos intermedios que irán guiando al usuario hacia el gran objetivo final.
Gestión de recursos para el entrenamiento
Sin los recursos apropiados, prepararse físicamente será difícil, así que conviene dominar qué es la gestión deportiva, sobre todo la logística.
Reservando los puntos de entreno y asegurando los materiales necesarios, se evitará que surjan contratiempos y se ajustarán mejor cada uno de los ejercicios incluidos durante la planificación del entrenamiento deportivo.
Definición de ejercicios y ciclos de adaptación
Algunos ejercicios inciden en el tren superior y otros en el inferior. Los hay que trabajan la fuerza, la velocidad o la agilidad, y los que se enfocan en perfeccionar la técnica deportiva para superar a los rivales más directos.
Todos ellos deben combinarse para impulsar el avance del deportista e impedir que una zona concreta se sobrecargue y se produzcan lesiones. Para esto último, son fundamentales los periodos de descanso, pequeños oasis en el calendario en los que el cuerpo recupera energías para seguir dando lo máximo posible.
El entrenamiento deportivo se divide en ciclos que varían en el volumen y la intensidad de la actividad física
El restablecimiento es precisamente uno de los ciclos entre los que suelen repartirse las actividades. En la planificación del entrenamiento deportivo se establecen varios, que normalmente aumentan de forma progresiva hasta la temporada de competición.
Lo más común es comenzar con sesiones de tipo preparatorio, de las que se pasa a otras cada vez más intensas y de análisis táctico. Tras los campeonatos, se regresa a un periodo de calma, reduciendo el volumen y la intensidad de los ejercicios.
En resumen, los ciclos que hay que tener presentes en la planificación de un entrenamiento deportivo son:
- Preparatorio: actividades generales dirigidas a que el sujeto adquiera las condiciones físicas necesarias.
- Específico: los ejercicios se especializan y se incrementa la intensidad.
- Competitivo: combinación de actividades especiales y genéricas.
- Tránsito: entrenamiento suave de menos de un mes para recuperar fuerzas.
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Inicio y análisis de los resultados
Cuando la planificación del entrenamiento deportivo está lista, se puede llevar a la práctica. Eso sí, hay que tener en cuenta que se trata de un proceso vivo, que tendrá que modificarse de acuerdo a la evolución y a los obstáculos que surjan durante su desarrollo.
En ese sentido, mantener reuniones periódicas de evaluación de resultados resultará útil. Es más sencillo redirigir la hoja de ruta mientras se ejecuta que continuar a ciegas y, al final, no conseguir las metas que se habían fijado.
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La organización del entrenamiento en deportes es un conocimiento básico para ser coach y mantener en forma y motivados a los deportistas. Como se ha explicado a lo largo del artículo, diseñar estos programas supone atender a muchos elementos —materiales, competiciones, combinación estratégica de ejercicios…—, y evaluar frecuentemente los resultados con el sujeto.
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